viernes, 19 de agosto de 2016

Crónicas por Alfredo Zitarrosa


Don Atahualpa del libro Crónicas
Entrevistas de Alfredo Zitarrosa para "Marcha



Hubo que verlo subir al escenario, sentarse allí, delante de una concurrencia monstruo, atravesar la guitarra zurda y acomodar en ella sus dos manos cuarteadas,torcidas como las manos de un reumático, para preludiar una milonga en re menor. La noche del debut, el domingo, cantó las "coplas del payador perseguido"; una versión nueva, de duración reducida, con algunas coplas recién hechas. Sobre la plaza bajó un silencio hondo, que solo se rompió con el aplauso estruendoso del final.
El Festival de Cosquín es una competencia gigante con valores consagrados que intervienen previo contrato, pero que se adorna con otros innumerables intérpretes, que cantan o bailan por la camiseta, se pagan los gastos o no, según su suerte. Dura ocho días y el espectáculo de cada jornada, más de seis horas. Precisamente a causa de esa enorme cantidad de intérpretes, nadie tendrá ocasión de cantar más de dos o tres temas.

Exceptuando a los "grandes" (Yupanqui, Los Fronterizos, Guaraní, los Ábalos), más o menos auténticos o populares, el resto del programa se cumple bajo control estricto, en el escenario, y se prolonga más allá, en peñas y fogones por todo el pueblo, durante el día y durante la noche. Docenas de delegaciones, intérpretes, autores, representantes, "espías"de los sellos grabadores, se mezclan en los hoteles y pensiones, a orillas del río Cosquín,en carpas, en carros o camiones acondicionados para servir de alojamiento provisorio,convirtiendo aquello en un atolladero de seres y cosas, de máquinas y animales. En medio de ese caos, que se organiza y pasa por las máquinas recaudadoras de la Plaza Próspero Molina, don Atahualpa Yupanqui, hombre de silencios y melancolías, ducho en buscarse la soledad, come y duerme como cualquier turista, lejos del ruido, en el hotel más distante.Si aparece el cronista de Radio El Mundo, grabador en mano, don Atahualpa se levanta y se manda mudar aunque tenga que abandonar a sus amigos. El hombre queda pagando y se dirige a cualquier otro cantor.Pero después de la siesta, tal vez se pueda hablar con él a la orilla del río.

Sí, la entrevista no va a ser fácil, han de caerle bien una mirada y un apretón de manos sin aspavientos. Puede ocurrírsele entonces ir en busca de su alforja de lana, donde carga calentador, mate y bombilla, para matear un rato. Las preguntas políticas tendrán una respuesta clara y sencilla, aunque después diga que "está cansado de que venga cualquiera y se aproveche de su franqueza". Generalmente lo han olvidado al caer preso,o no han sabido ir detrás suyo con lápiz y papel, cuando tuvo que exiliarse.Habla y escribe el francés, es periodista, ha sido boxeador en su juventud y en su casa del Cerro Colorado tiene todo lo que le hace falta: "piano, libros, caballo, paisaje y silencio". Así dice. La casa se llama "Agua escondida", el mismo nombre de una de sus zambas más hondas.

—¿Qué cosa es el folklore, Don Atahualpa?—Cantar folklore consiste en ahondar el paisaje. Hacer folklore. Hay un aire; un aire de Italia, un aire ruso, un aire argentino, venezolano, yanqui. Algunos dicen oui, otros da, otros ya: nosotros decimos "Aja"... Hay que profundizar nuestro "Aja".

—¿Cuál fue su primera guitarra?—
Una guitarra española, blanca.—¿Cuál fue la que perdió en Buenos Aires, según esas coplas del Payador?
—Una Santos Hernández. Tuve que empeñarla.

—¿Cuántas guitarras tiene ahora?
—Seis. Cuatro argentinas, Núñez todas. Dos españolas: una González, que la compré en Madrid, en la calle Carretas, y otra granadina, hecha por un estupendo luthier,Manuel de la Chica.


—¿Cuántas canciones compuso; cuál fue la primera y cuál la última?
—Más de quinientas; doscientas y pico están grabadas. La primera que cobró carácter público fue "Camino del Indio" y la última la acabo de entregar a la EditorialLagos; se llama "Vidala del Cañaveral".
—Usted es periodista, Don Atahualpa. ¿Para qué diarios escribe y sobre qué?
—Escribo para un diario de Calí y para un diario francés. Temas de sociología.

—¿Ha leído a Kafka?—Sí. Es interesante, agudo, insolente con el medio, profundo. Pero parte del existencialismo y me hace pensar en esos filósofos modernos que buscan desorientarse en patota.—

¿Qué poeta de habla española prefiere?
—Antonio Machado en primer lugar. Góngora y Lorca.—¿Sobre Vallejo y sobre Rilke...?
—Ni hablar, ni hablar de Vallejo. Es una cosa aparte. Sobre Rilke tengo hecho un estudio que se publicó en Buenos Aires en 1956. He leído toda su obra y recuerdo en particular la "Balada del portaestandarte Cristóbal Rilke", "Los Cuadernos de Malte" y "Las manos del buen Dios".

—¿Por qué no ha vuelto a Montevideo en los últimos años?—Porque allá hay demasiados argentinos y me ha dado vergüenza. Han ido porque aquí les pagaban mal, para copar las fuentes de trabajo, la radio y la televisión.Parece que lo han logrado. Francamente, me daría calor aparecerme yo también-
.—¿Cuáles eran sus aficiones de muchacho?
—Me gustaban los deportes, la filosofía y la música. Hace 35 años yo era un joven. Se me hablaba con veneración de Bach y de Beethoven. Me gustaba la medicina.Al final me recibí de doctor en zambas.

—¿En qué país le gustaría vivir, fuera de la Argentina?
—En Hungría. Es una bella tierra. En el año 55 no tenían tornillos ni vidrios. Allí estuve viviendo con los gitanos, con la tribu de Aladar Racs. He visto velar al violín.Conservan instrumentos de gran firma. Los grandes gitanos pueden llevar uno, cuando están preparados para recorrer el mundo. Allí va, lo pide y prueba todos los que quiera.Después lo lleva. Rubén Barga, José Czigeri, llevaron violines deTissa-Videck. El violín siempre vuelve, aunque el artista se envilezca, aunque lo venda. Se dice que cada 30 años habrá un gran gitano que se lleve un violín.

—¿Qué opina del festival de Cosquín?
—Es una muestra interesante, pero no la noto elevadamente artística. El pueblo no tiene por qué escuchar a cualquier mediocre, porque así les convenga a los hoteleros.El pueblo tiene derecho a lo mejor, al producto de una verdadera decantación artística.

—¿Qué opina del Jazz?
—El jazz me interesa, pero no lo quiero en mi guitarra.—¿Cree que los indios peruanos tienen conciencia revolucionaria?—Donde el pueblo sufre hay un fermento revolucionario. Ni usted ni yo sabemos lo que pasa en el Perú. Es posible que no todos tengan esa conciencia, pero también hay que pensar en quiénes son los que capitalizan la que pueda haber.

—¿Cree que una revolución socialista, en el futuro, puede ser encabezada por un líder de extracción burguesa, como Fidel?
—Debía estar muy corrompida la dictadura de Batista, cuando un muchacho como Fidel pudo hacer la revolución con un puñado de compañeros.

—¿Tiene que ser marxista un líder revolucionario?
—Hay que pensar como seres humanos. Yo he conocido infinidad de jóvenes a lo largo de mi vida y creo fundamentalmente en la juventud. En cambio no he encontrado gente más ignorante del folklore que los marxistas. Lo escuchan a uno como haciéndole una concesión; falta toda la pulpa, en la mayoría de los casos.

—¿Conoce usted la situación política de nuestro país?
—Sí. Aunque le diré que no creo en los políticos. La política es para aquellos que saben aprovecharse de ella. En su país, por ejemplo, en esa tierra tan pequeñita, ¿por qué no se juntan todos para hacer una Patria Grande? Si sería tan sencillo.


Don Atahualpa del libro Crónicas
Entrevistas de Alfredo Zitarrosa para "Marcha

Fuente: texto extraído de: 







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